Cuando decidí dar el paso y dedicarme a la fotografía profesional, en mis inicios me planteé cómo hacer los reportajes de Comunión.
La mayor parte de los primeros reportajes que hice eran en estudio con un fondo blanco (o de otro color) y con varios focos y flashes colocados para que el niño saliera guapo. Pero me di cuenta que si seguía con la misma filosofía, pronto acabaría repitiéndo poses y esquema de luces. Y lo que es peor, no conseguía mostrar a los niños tal y como eran: Naturales, espontáneos, llenos de alegría y de energía.
Es por eso que durante los siguientes meses luché por cambiar de filosofía, conocer a cada niño (primordial) y que él se sintiera lo más cómodo posible. Eso en un estudio no se logra. Así que empezamos a salir a la calle, a disfrutar de la belleza de la naturaleza y de la libertad del espacio libre que nos brinda. Y entonces es cuando sucede la magia y los niños comienzan a ser lo que son, comienzan a divertirse con las fotos y todo ello sin renunciar a tener un precioso reportaje como si se estuviera en el estudio, pero mucho más grande y muchísimo más variado y heterogéneo.
Ésta es mi filosofía para todo reportaje de Comunión. Si compartes la misma filosofía que yo, y tienes un futuro principe/marinero/princesa en casa, no esperes más y ponte en contacto conmigo! Las plazas son limitadas, debido a que este tipo de reportajes llevan más tiempo de preparación.
Bajo estas líneas puedes ver una galería con algunos de los reportajes de Comunión que realicé el año pasado en Alba de Tormes.